Los crianzas son el soporte de casi todas las bodegas riojanas. Es el vino más comercializado y cuyas características encajen con la mayoría de los consumidores. En cambio, Bodegas Amaren aplica a este vino el mismo rigor que a los de alta gama, escogiendo los racimos en doble mesa de selección con rendimientos bajos, con la diferencia de proceder de viñedos más jóvenes, de edad media de 35 años los cuales proyectan un nervio frutal y varietal.
Al 85% de Tempranillo, se añade un 15% de Garnacha, que proporciona fluidez y fruta dulce, con un leve toque terroso. Sus taninos son amables, como no podía ser de otra forma para un crianza. La composición al 50% del roble americano nuevo y francés de segundo año de uso, permite una armonía entre los matices especiados del roble y la fruta de las variedades que lo componen, enriquecido además con una fresca acidez.
Un vino con recuerdos de fruto rojo maduro, vainilla, cedro y hojarasca, con una fluidez en boca cuyo tacto proporciona una sabrosidad y riqueza de matices.